Esta semana, en literatura universal, hemos hablado de un
poema de Walt Whitman llamado “Canto a mi mismo”.
Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago…… e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres
que nacieron aquí, de
padres hijos de esta tierra
y de estos vientos
también.
Tengo treinta y siete años.
Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que me muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Se cuál es mi misión y no lo olvidaré;
que nadie lo olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho
lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas a la energía original de la
naturaleza desenfrenada.
Tras darle muchas vueltas, en mi opinión, el tema del poema
es: La unión del ser.
En este poema el autor va de lo particular a lo general, del
yo al tú y finalmente a los seres humanos.
En la concepción del mundo del autor lo más importante es
entender que todos estamos interconectados entre nosotros. Además de venir e ir
al mismo sitio, también estamos en el mismo lugar.
Es un poema que no parece haber sido escrito en el siglo XIX
debido a la sensación de modernidad que nos transmite. Cuando pone “Tengo
treinta y siete años. / Mi salud es perfecta.” Parece que está haciendo una
descripción técnica y cuando pone “Atrás. A su sitio.” Parece algo dialógico.
Es por ello por lo que debió de ser muy chocante en la época.
Pincha aquí para saber sobre la vida de este autor.
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